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Antes de ponerte a escribir el email, piensa en por qué vas a enviarlo, qué es lo que buscas conseguir con esa comunicación. ¿Una compra, una visita a la web, una recomendación…? No envíes ningún mensaje que carezca de sentido en tu estrategia de marketing.
Tu audiencia es la que decidirá el éxito de tus campañas. Si la mayoría de los suscriptores abren el email, felicidades, eso significa que tu marca capta su atención y el contenido les interesa. Si por el contrario, lo ignoran… es que algo está fallando. Por eso es tan importante asegurarse de que todos los contactos en la lista son válidos (su dirección de email es correcta y efectivamente se han suscrito) y, además, quieren saber lo que tengas que contarles.
¿Cómo se hace esto? En primer lugar, pidiendo doble confirmación cuando se suscriban a tu lista (envía un mail en el que tengan que hacer clic) y, en segundo, haciendo ‘limpieza’ de vez en cuando para eliminar direcciones de correo que ya no funcionan, otras que nunca abren los mensajes, etc.
Si trabajas en marketing digital, lo conoces bien. El customer journey se refiere a las distintas etapas por las que pasa un usuario en su relación con la marca: descubrimiento, consideración, compra, retención y recomendación. En función de en qué momento se encuentre cada suscriptor, la comunicación que reciba será una u otra.